Corte de peso en mujeres
A la hora de reducir el peso de cara a una competición ha de haber una clara diferenciación entre la fisiología de los hombres y de las mujeres ya que puede ser determinate en el desarrollo de graves consecuencias para la salud.
Al llevar a cabo una pérdida de peso para entrar en una determinada categoría (práctica habitual en los deportes por categoría de peso), distinguimos la pérdida de peso crónica (en la que se busca reducir el porcentaje de grasa corporal) y la pérdida de peso aguda (en la que se busca perder peso mediante la manipulación de los fluidos corporales).
No es mucha la evidencia que respalda este tipo de prácticas. Sin embargo, la mayoría de estudios presentan una proporción mucho mayor de hombres que de mujeres.
Las diferencias fisiológicas entre hombres y mujeres, hacen que en determinadas ocasiones aplicar las mismas prácticas en ambos sexos no sea óptimo o incluso pueda llegar a ser peligroso.
Hay algunas consideraciones a tener en cuenta a la hora de realizar una estrategia de pérdida peso en mujeres. Según la fase, distinguimos:
• Fase de pérdida de peso crónica, en la que se persigue reducir el porcentaje de grasa corporal. Mientras que en hombres se puede llegar a un porcentaje graso más bajo (en torno al 8%), en mujeres no es recomendable disminuir el porcentaje de grasa corporal por debajo del 12%, debido a las posibles consecuencias negativas para la salud.
Aún por encima de este porcentaje, las atletas femeninas tienen más posibilidades de sufrir estas consecuencias que los atletas masculinos durante periodos de LEA (Low Energy Availability), es decir, donde la disponibilidad energética es baja.
• Fase de pérdida de peso aguda, en la que se busca manipular los fluidos corporales para conseguir una pérdida de peso puntual. Es en esta fase donde se encuentran las mayores diferencias entre sexos.
Como he comentado más arriba, el porcentaje graso siempre será mayor en atletas femeninas que en atletas masculinos, por lo que la masa libre de grasa será menor que la de estos. Por tanto, al tener un porcentaje de líquidos menor que los atletas masculinos, la pérdida de peso mediante la pérdida de líquido, también será menor.
En cuanto a las hormonas femeninas y aunque falta investigación al respecto, la evidencia muestra que en las etapas en las que el estrógeno se encuentra más elevado (fase previa a la ovulación), se retiene una mayor cantidad de agua en el organismo. En la fase en la que se encuentra elevada la progesterona (fase previa a la menstruación), la retención hídrica
será menor.
La pérdida de líquido en atletas femeninas mediante la sudoración, no podrá ser tan acusada como en atletas masculinos, ya que la capacidad de sudoración es menor en mujeres que en hombres.
Durante el uso de técnicas para favorecer la sudoración (ya sean pasivas o activas), se debe extremar la precaución en mujeres, debido a que durante la fase lútea (previa a la menstruación), la temperatura corporal aumenta, por lo que hay un mayor riesgo de sufrir una hipertermia que en hombres.
Realmente, parece ser que los factores genéticos cumplen un papel más importante que la diferencia entre sexos, por lo que es realmente importante estudiar a cada persona e individualizar en función de su respuesta a las diferentes estrategias, ya que cada atleta responderá de manera diferente a cada una de estas.
No obstante, es importante tener en cuenta las diferencias comentadas más arriba para garantizar la salud y el rendimiento de las atletas femeninas.
Sobre el autor
Mario Moreno
Soy Mario Moreno, ayudo a personas con diferentes objetivos a mejorar su alimentación. Además, continúo formándome día tras día, ampliando los conocimientos de la formación oficial con numerosos recursos y fuentes de información.
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